Todos los sábados, la plaza do Rossio se transforma en un tumultuoso mercado de productos alentejanos como quesos que sorprenden a los paladares más exquisitos, productos de la huerta, como esas patatas minúsculas y que son pura mantequilla, melones amarillos dulcísimos que se comen con cuchara, cebollas dulces, zanahorias de verdad con sabor, lechugas tiernísimas y con sabor a lechugas, sin parecido a las que compramos en los supermercados y un sin fin de productos auténticos. Y todo esto ocupa una pequeña parte de la plaza, pero no hay que olvidar la otra parte que alberga la zona de las antigüedades, donde se pueden encontrar auténticas joyas a precios mas que razonables y algún que otro sábado verdaderas gangas.
El mercado merece ser visitado y por supuesto la población de Estremoz que ya de por sí es una auténtica maravilla arquitectónica, siendo una de las ciudades alentejanas más vistosas y con más encanto.